jueves, 15 de marzo de 2007

En autobús

En Chile y Argentina los autobuses son de primerísima calidad. Posiblemente estén entre los mejores del mundo. El espacio entre las butacas es inmenso, al estilo de la primera clase de los aviones. Se puede elegir entre butaca normal, semicama y cama. En el último caso, las butacas se convierten literalmente en una cama. Para mayor comodidad, en algunos autobuses sólo hay tres butacas por fila, en vez de las 4 convencionales.
Todos tienen baño, y un auxiliar de viaje que reparte desayuno, comida y cena. A veces el azafato cuenta chistes y organiza un bingo con premios!!
Todo esto sólo tiene una pega: a veces se pasa bastante miedo porque muchos de estos autobuses son de dos pisos, y se menean de lo lindo. En Argentina, donde la gente suele conducir a lo loco (incluidos los conductores de autobús), en coches muchas veces precarios, la cosa se pone más fea todavía.
Claro que nunca llegaremos a pasar tanto miedo como en el autobús que nos llevó desde el delta del Mekong a Saigon, en Vietnam. Un cacharro que iba a todo trapo por la carretera, casi reventando el motor, entre miles de motoristas a los que esquivaba en el último momento, adelantando por línea continua, tocando la bocina sin parar durante las varias horas que duró el trayecto y con nula visibilidad por una intensa lluvia tropical que impedía ver más allá del cristal y que creaba inmensos charcos por los que pasábamos sin reducir un ápice nuestra sideral velocidad, creando enormes olas con las que empapábamos a los motoristas, de los que hay mil por centímetro cuadrado en todo Vietnam.

Estos son los autobuses que hemos cogido hasta el momento, y las horas invertidas en cada viaje:
Santiago – Pucón: 14h.
Pucón – Puerto Varas: 5h.
Puerto Varas – Punta Arenas (avión)
Punta Arenas – Puerto Natales: 4h.
Puerto Natales – El Calafate: 7h.
El Calafate – Puerto Natales: 7h.
Puerto Natales – El Calafate: 7h.
El Calafate – El Chaltén: 5h.
El Chaltén – El Calafate: 5h.
El Calafate – Ushuaia: 16h.
Ushuaia – Punta Arenas: 12h.
Punta Arenas – Puerto Natales: 4h.
Puerto Natales – Puerto Montt (en barco, 4 días)
Ferry Castro – Chaitén (en barco, 7 horas)
Chaitén – Esquel: 6h.
Esquel – El Bolsón: 3h
El Bolsón – Bariloche: 2h.
Bariloche – Mendoza: 19h.
Mendoza – Córdoba: 12h.
Córdoba – Salta: 12h.

Y lo que nos queda, que probablemente será así:
Salta – San Pedro de Atacama: 12h.
San Pedro de Atacama – Salta: 12h.
Salta – Resistencia: 13h.
Resistencia – Iguazú: 10h.
Iguazú – Posadas: 6h.
Posadas – Buenos Aires: 14h.

En total, sólo en Sudamérica, serán 23 autobuses y 207 horas a bordo. En 207 horas se puede ir y volver de Madrid a Berlín unas cuantas veces...

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Y para el recuerdo, el viaje desde el lago Inle hasta Kalaw, en Birmania. Siete horas para una distancia ínfima, combinando tres camionetas como las de la foto. No hubo asientos reclinables, como se puede adivinar, pero el viaje fue de lo más ameno. Nos reímos de lo lindo con los birmanos que no daban crédito al vernos allí metidos. Aunque parezca mentira, en esa camioneta que se ve en la foto, llegamos a viajar 22 personas simultáneamente, entre los que íbamos dentro y los que colgaban por fuera.
Ah, y los autobuses en Birmania también llevan auxiliar de viaje!!! Se encarga de cobrar y poner la calza cuando el autobús se para en una cuesta.

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Pilar iba sentada donde está la chica de azul. Yo viajé durante una parte del trayecto encima de la rueda de repuesto, y durante la otra parte ENTRE la chica de la izquierda y el hierro donde ella tiene apoyado el brazo. Si, si, ahí cabe otra persona más. Me dolieron las costillas durante dos días por la opresión que tuve que soportar en el pecho. Eso sí, me moría de la risa viendo como Pilar iba chafada por señor que viajaba de pie, colgado por fuera. Bueno, en realidad se reía más ella viendo cómo se me salían los pulmones por la boca cuando se me incrustaba la barra de hierro.

A los cinco minutos de empezar el viaje, cuando aún no habíamos salido de la ciudad, tuvimos que parar para cambiar la rueda, que estaba pinchada.

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En Birmania no es nada extraño que las ruedas se revienten, por lo que el país está lleno de talleres de reparación. Allí se utiliza (y reutiliza) todo hasta su último aliento.

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Una rueda de bicicleta con un remiendo.

1 comentario:

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