Japón. El civismo
En el pabellón Saitama de Tokio caben 20.000 espectadores. Ese día había 18.000. Con tal aglomeración de gente, en España hay un policía por metro cuadrado, con perros adiestrados, escudos, y toda la parafernalia disuasoria necesaria. En Japón, el encargado de contener a las masas en caso de histeria colectiva era este venerable policía más bien ancianito. Esto da idea del ilimitado civismo de los japoneses.
Igual de curioso era ver cómo un par de guardias intentaban hacer (sin conseguirlo ni de lejos) que los grupos de animadores de selecciones internacionales se sentaran cada vez que se levantaban para celebrar una canasta de su equipo. En Japón el baloncesto se ve sentado y calladito, como el teatro.
El guardia incluso hacía reverencias a los que iban llegando.
Otro cosa que llama la atención es lo impoluto que está todo. Repetimos: impoluto, impoluto, impoluto, impoluto, impoluto. Cuestión de respetar a los demás. Es imposible encontrar un papel en la calle. Es más, también es casi imposible encontrar una colilla.
Un cartel que encontramos: 180€ de multa al que ensucie. De todas formas este cartel es más bien para los turistas. Ellos no necesitan que nadie les recuerde que tienen que ser limpios.
Otra muestra de respeto: como las calles están muy saturadas de gente, han decidido prohibir fumar, salvo en los puntos habilitados al efecto. La gente se para en esos puntos, se echa un cigarrito, y luego sigue su camino.
Zona de fumadores en la calle.
Prohibido fumar en la calle.
Y, ¡Oh sorpresa!, Madrid nos parece mucho más alocada, inhóspita, ruidosa y estresante que Tokio!!!!. Algo nos hemos debido de perder…
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