miércoles, 9 de mayo de 2007

Japón. Pachinko.

El Pachinko es una mezcla entre las máquinas de Pinball y las tragaperras. Más de 30 millones de japoneses se juegan 30 trillones de yenes anualmente en las salas de Pachinko, que crecen como setas por todo el país.
Los jugadores deben tratar de embocar pequeñas bolas de acero en unos huecos para conseguir los premios. Las máquinas están gobernadas por una computadora que se las apaña para que casi siempre gane quien tiene que ganar, que no es el jugador precisamente.

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Cestas llenas de bolas para jugar al Pachinko.

No hay mucha diferencia entre una máquina tragaperras rodeada de pipos de aceituna en España y una máquina de Pachinko en Japón. Sólo cambia el local que las alberga: mientras en España se trata de un bar con un póster de Torrente y colillas en el suelo, en Japón se hayan dispuestas en hilera en unas enormes salas, que también están llenas de humo de tabaco. Éstas se asemejan a las salas de tragaperras españolas, y están repartidas por todo el país. Se distinguen por los enormes neones que suelen tener en el exterior.

Los empleados recorren los pasillos sin descanso, haciendo una reverencia cada vez que llegan al final de los mismos. Así, una y mil veces durante cada jornada laboral. El sonido dentro de las salas es tan ensordecedor y desagradable que un profano en la materia no es capaz de soportarlo más que unos minutos.



El negocio está controlado casi por completo por descendientes de coreanos, aunque se dice que las ganancias de las salas van a parar a manos de la Yakuza, la mafia japonesa.
Como la ley del país impide la recompensa en metálico en los juegos de azar, las ganancias que se obtienen en las máquinas se canjean por todo tipo de chorradillas, como peluches, llaveros o detergente para la lavadora… aunque al lado de cada sala de juegos suele encontrase un local ilegal, pero tolerado por el gobierno (cualquiera tose a un negocio que mueve semejantes cantidades de dinero) donde cambian por dinero los vales de los ganadores.

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Dándole al vicio en Kioto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchachos que cosas!, claro, es que hay que viajar para saber... Quizás a otros nos valga con leeros. M.

MarianGardi dijo...

Que interesante!!!!
Super!!!
Felicidades!!!