lunes, 9 de octubre de 2006

Como en casa

En Hanoi Blanca nos acogió en su piso durante unos días. Volvimos a sentirnos como en casa y pudimos charlar sobre personas y lugares comunes para los tres. Paseamos juntos, cenamos en sitios que nunca habríamos encontrado de no ser por ella, y salimos “de marcha” como hacen muchos vietnamitas: nos montamos los tres en la moto y estuvimos conduciendo sin rumbo por la ciudad hasta las tantas de la madrugada, mientras charlábamos animadamente. Fue algo así como el paseo de Nanni Moretti por Roma en Caro Diario, pero con tres en la moto y por Hanoi.
Gracias Blanca, nos sentimos muy bien estando contigo.
Por cierto, habíamos hablado con Blanca por teléfono, y habíamos quedado en que nos veríamos en su casa en Hanoi, pero unos cuantos días antes de llegar allí… nos la encontramos en la playa de Hoi An, a unos 400km de Hanoi!!. Fue la segunda conocida que nos encontrábamos en el viaje, y la primera segoviana.


En la moto de Blanca los tres bien apachurrados al llegar a casa. Puedo estar orgulloso de haber conducido una moto con tres personas por Hanoi. Todavía más difícil que por Madrid.

Conocía a Rosana de vista, ya que trabajaba en Soluziona, igual que yo. Aunque nunca habíamos trabajado en un mismo proyecto, solíamos coincidir en el mismo edificio. Pero no tenía ni idea de que estuviera viviendo en Australia (Perth). Gracias a una amiga común que lee nuestro blog, nos pusimos en contacto con ella y Jorge. Les llamamos por teléfono, y esa misma noche ya nos habíamos metido en su casa a dormir. Y además nos obsequiaron con una tortilla de patata. Nos acogieron como si nos conociéramos de toda la vida. Al tercer día se tuvieron que ir de la ciudad y nos dejaron la casa para nosotros solos. Nosotros se lo agradecimos perdiéndoles las llaves… pero conseguimos recuperarlas.
Rosana y Jorge nos presentaron a Elisa y Héctor, que también van a dar la vuelta al mundo al año que viene. Solidaridad entre compañeros: nos invitaron a una suculenta cena. Ñam, ñam.
Gracias a los cuatro por acogernos como si fuéramos de la familia.


Con Rosana y Jorge tocando el didgeridoo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Rosana, que me alegro que te hayas casado y que andes por las antípodas, pero que podías haber avisado por entonces. Que la BDM sigue igual, contigo o sin tí, igual de mal, bueno cada día peor. Acuerdaté del Manu y envía un aborigen para navidad como te dije.

Enhorabuena Rosanita.