miércoles, 28 de febrero de 2007

domingo, 25 de febrero de 2007

Chile. Diálogo de película

Un minuto y medio de diálogo de la película Paréntesis:

- Camilo, no tomei esa wueá. Tenei que aprender a tranquilizarte, weón.
- Yo no tomo esta weá para tranquilizarme weón, la tomo para estar claro. Entendí esa weá?
(...)
- Vos no me podei dejar
- Lo único que necesito es que no te vayai weón, que no me dejei. No necesito ni una wea más.
- Vosstai mal y yo no sé que chucha hacer.
(...)
- Tu me querí?
- Yo te quiero pero no sé si estoy enamorada de ti...
- Pero puta viste weón. Pero viste!, cachai la weá. Por qué weón. Por qué siempre las minas tienen que salir con esas weás!
(...)
- Yo no quiero weás, y las wueás se resuelven de a dos. Yo no quiero que terminemos, weón. Por qué no dejar que la weá explote, weón. Por que no dejai que las weás pasen...

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Al igual que nos pasa a nosotros cuando escuchamos una película sudamericana, ellos tampoco se enteran bien al oír los diálogos de las películas españolas. Era algo que siempre habíamos querido saber, y ahora ya tenemos la respuesta.
Recomendación de películas chilenas que hemos visto estos días: “Machuca”, “El Leyton”, “B-Happy” y “En la Cama”.

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sábado, 24 de febrero de 2007

Hoy por hoy

boomp3.com

"La suave luz que anima mi ventana
temprano me avisó que ya era el día:
nuevo plazo de vida que venía,
mañana ha sido hoy por la mañana.
Al filo del reposo, por lo sano
se ha cortado la línea divisoria
que separa mi propia trayectoria
de mi vida común de ciudadano.
El porvenir, posible e indeciso,
al ayer tan seguro, le consulta,
el hoy por hoy me entrega y resulta
un hoy por hoy de límite impreciso.
Mañana ha sido hoy tan de repente. . .
hoy tengo que volver a hacerme cargo
de cuanto es dulce, de cuanto es amargo,
de cuanto casi es indiferente.
Como el tiempo ni siente ni padece
lo mismo si hace alegre o si hace triste
hoy estoy para todo lo que existe,
lo que ya va morir y lo que crece.
En este instante me siento quien soy,
adelante y atrás todo es mi vida,
mi vida a la redonda y esparcida,
mezclada con el mundo, ayer y hoy.
Porque ayer me ha pasado su recibo:
otro día al alcance de la mano,
otro día de asombro cotidiano.
Porque, en fin, me parece que estoy vivo."

Javier Krahe ("Hoy por hoy")

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Templo de Bayon, Camboya

viernes, 23 de febrero de 2007

Para los segovianos

Antaviana, Mosial, Gibaja, Cerezo, Marta Serrano, Redondo y Tutor, Doldán, Masigal, Briz, Mirta, Chipén, Arana...

Sigue la lista

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España en Japón. Pagoda de Senjo-kaku, Miyajima.

jueves, 22 de febrero de 2007

Japón. Los ciervos de Nara

Nara fue la primera ciudad que visitamos en Japón. Llegamos por la noche, y nos llevamos un buen susto al ver a un enorme ciervo en medio de una calle.
Resulta que allí los ciervos se consideran sagrados. Es por ello que pasean por las calles sin ser molestados. En los jardines Nara-Koen hay unos 1.200, a los que la gente da de comer cuando se acercan como perrillos falderos.

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miércoles, 21 de febrero de 2007

Nueva Zelanda. Lago Rotoiti

Hace unos años mi padre me regaló una fotocomposición que había realizado mientras trasteaba con el ordenador. Estaba formada por dos fotos superpuestas: por un lado, una fotografía de cuando yo era pequeño, en los jardines de La Granja. Por otra parte, un embarcadero idílico y brumoso en un lago rodeado de montañas. No tenía ni idea de en qué lugar del mundo podría estar ese lugar.
Cuando estábamos en la isla sur de Nueva Zelanda, mientras hojeábamos un libro de fotografías espectaculares del país, nos topamos con el embarcadero que mi padre había utilizado para su composición.
No entraba en nuestros planes pasar por allí, pero cambiamos nuestro recorrido e hicimos unos cuantos cientos de kilómetros para acercarnos a conocer aquel lugar. Es una de las ventajas de viajar sin prisas ni ataduras. Allí estuvimos media hora, bajo la lluvia y el frío, intentando repetir una fotografía similar a la composición que recordábamos que hizo mi padre.

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Después, para aprovechar el viaje, estuvimos caminando por la orilla del lago, en lo que resultó ser uno de los bosques más bonitos que hemos visto en nuestra vida.

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Lago Rotoiti. Parque Nacional Nelson Lakes. Nueva Zelanda

martes, 20 de febrero de 2007

Japón. Comida de plástico

En Japón muchos de los restaurantes tienen reproducciones en plástico de los platos que sirven en el interior. Las reproducciones son tan fieles que parecen de verdad. Normalmente están situadas en las vitrinas de los escaparates de los restaurantes, para que de esa manera tengas una idea de lo que puedes pedir dentro, ya que los menús muchas veces no están en inglés ni tienen fotos de los platos. Debido a esto, y a que casi ningún camarero habla inglés, más de una vez tuvimos que elegir señalando algo del menú al azar.

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Claro que en Chile a veces estamos casi igual de perdidos. No es de extrañar, con platos que se llaman barros luco, barros jarpa, chacarero, cancato, churrasco, chorrillana, mote con huesillo o curanto, e ingredientes como arvejas, palmitos, choritos, palta, durazno o choclo.

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Una de mis tontas aficiones en Japón era ir sobando todos los platos de plástico que veía a mi paso. Era muy divertido, pero tuve que dejar mi afición cuando un día metí hasta el codo en un pastel que no era de mentira, sino de verdad.

sábado, 17 de febrero de 2007

Asia. Sujetadores

Pilar necesitaba un sujetador. Buscó en Tailandia, Camboya, Vietnam, Birmania y Japón... y no encontró NI UNO que no tuviera relleno.
Se puede decir que la fisonomía de las asiáticas no es precisamente igual que la de las australianas...

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Tokio. Tienda de lencería del barrio de Shibuya.

viernes, 16 de febrero de 2007

Japón. Kioto

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jueves, 15 de febrero de 2007

martes, 13 de febrero de 2007

Vietnam y Camboya. En pijama por la calle

En Camboya y Vietnam, más de la mitad de las mujeres salen a la calle en pijama.
Muchas lo llevan para trabajar, y otras se lo ponen por la tarde, después de ducharse y arreglarse, para estar elegantes.
En Vietnam los modelos son más serios, mientras que en Camboya son más infantiles.
Es algo barato, divertido... y están bien guapas.

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Camboya. Vendedora de mazorcas de maiz con pijama de Hello Kitty.

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Vietnam. Vendedora de un mercado

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Vietnam. Secando tortas al sol.

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Vietnam. Dependienta de una zapatería.

Los niños también van en pijama.

Hoi An
Hoi An, Vietnam.

lunes, 12 de febrero de 2007

Japoneses y mascarillas

Siempre habíamos pensado que lo de llevar una mascarilla era una de las muchas rarezas de los japoneses... hasta que nos enteramos de que no lo hacen por protejerse de virus fictícios, sino porque son extremadamente respetuosos con los demás, y se tapan cuando están resfriados para no contagiar a nadie cuando tosen.

La de la foto ni es Michael Jackson ni es japonesa, sino coreana. Además esta sí que es rarita.

Angkor Wat
Paseando por los templos de Angkor con las gafas de Chanel.

domingo, 11 de febrero de 2007

Camboya. Monos en Angkor

Los templos de Angkor están plagados de turistas. Es más, si no te andas fino y eliges bien dónde vas y a qué hora, puedes verte envuelto en algo más parecido a una romería que a esas imágenes de Indiana Jones que siempre has tenido en tu ideario más aventurero.

He aquí una prueba: billones de personas se apelotonan para ver el atardecer desde el templo de Phnom Bakheng.

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Por suerte también es posible encontrar sitios más apacibles y relajados. Cuando caía la tarde y andábamos dando vueltas alrededor de uno de esos cientos de templos menos conocidos, que no atraen la atención de casi nadie, apereció un grupo de monos que actuaban como si no les importáramos un pimiento. Estuvieron un buen rato despiojándose y jugando entre ellos, hasta que llegó un perro corriendo y la situación se puso un poco tensa. Al final el perro, un poco asustado por las amenazas de los monos, se fue a jugar con otro perro.

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Estar tomando fotos a menos de un metro de un animal salvaje, sin saber si en un momento dado saltará encima tuyo y te morderá, o querrá quitarte la cámara de fotos... menudo subidón de adrenalina!.

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Más monos: Lopburi (Tailandia)

sábado, 10 de febrero de 2007

Chile. Terremoto

Esta noche, cuando dormíamos, hemos sido despertados por un terremoto. Aunque no ha sido muy fuerte, ha movido las camas, los cuadros y otros objetos. Realmente impresionante!!
Ha sido como en las películas americanas en las que el futuro héroe vive en un infame apartamendo, junto a unas vías de tren elevado, y se le mueve toda la casa, botella de whisky incluída, cada vez que pasa un tren.

Estamos en Castro (isla de Chiloé, Chile).

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martes, 6 de febrero de 2007

Hong Kong. Incienso en Man Mo

Caminas por las calles de Hong Kong, entre centelleantes anuncios de neón, hipermodernos edificios y multitudes apresuradas. Casi sin darte cuenta, apareces en el templo de Man Mo.
Las espirales de incienso arden día y noche para proporcionar felicidad, salud y fortuna. El humo se filtra entre los rayos de sol, creando un ambiente lánguido y apacible. Te relajas, piensas que estás en el lugar más exótico que pueda existir, en la cultura milenaria que hay detrás de este humo y en cómo la niebla difusa desvanece las malas vibraciones. Observas ascender las nubecillas hacia el sol, como las burbujas de un buceador, y tu interior se siente tranquilo y sereno.
Vuelves a las calles, y allí te esperan las tiendas de Chanel, Christian Dior, Louis Vuitton... La cultura milenaria es tan dura y frágil como un azucarillo.


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domingo, 4 de febrero de 2007

El País

Rodando rodando alrededor del mundo, que a veces es grande y a veces pequeño, ayer fuimos a caer en las páginas de El País.

Aquí estamos: Blog de Bloggers

sábado, 3 de febrero de 2007

Polinesia

Esta es la idea que todos tenemos de la Polinesia:

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Pero no es oro todo lo que reluce.

La Polinesia Francesa es cara. Desmesurada y ridículamente cara. No tenemos muy claro que merezca la pena tragarse tropecientos mil quilómetros para llegar hasta allí y descubrir que no te puedes comprar ni el periódico.
Casi todo el mundo asocia la Polinesia a una especie de paraíso terrenal. Eso creíamos nosotros hasta que llegamos allí y nos dimos cuenta de que, a no ser que tengas cantidades ingentes de dinero, lo que puedes conseguir, aun haciéndote un buen roto en el bolsillo, es de lo más mediocre.

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La relación calidad-precio en estas islas es de risa. Veamos algunos ejemplos:
Llegamos por la noche a Papeete, capital de Tahití, principal isla de la Polinesia Francesa. Como no queríamos gastarnos 30€ en un taxi que tarda 5 minutos en llegar al centro de la ciudad, buscamos una pensión cerca del aeropuerto para dormir. Más que una pensión parecía un campo de refugiados. La gente dormía en hamacas en el jardín, en los sofás y en el suelo, con las maletas a modo de mesilla. Al abrir la puerta del baño, cuatro cucarachas corrieron a resguardarse. Nos querían cobrar 60€ por una habitación mugrienta, y con la condición de no utilizar el baño para no despertar a la gente que dormía desperdigada por el suelo. Según nos aseguraron varias personas, ese era el precio más asequible que podíamos conseguir en toda la ciudad. Visto el panorama, decidimos escapar de allí e irnos a dormir a un lugar más acogedor: el aeropuerto.

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Comfortable suite en el aeropuerto.

Rápidamente salimos de Papeete, una ciudad fea y ruidosa, y nos dirigimos a otra isla más tranquila y bonita, de estilo “Robinson Crusoe”: Moorea. Allí estuvimos en un par de alojamientos que nos costaron un ojo de la cara y que nos ofrecieron los siguientes lujos: agua fría, WC sin taza para sentarse, falta de enchufes, suciedad a raudales, cocina compartida con gallinas por las mañanas y cucarachas por las noches…
Tampoco es que seamos unos finolis; estamos acostumbrados a dormir en lugares que como mínimo se podrían llamar cochambrosos, pero lo que nos da rabia es que por algo así tengamos que pagar un precio descabellado.

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Otro descubrimiento: no es que abunden las playas de arena blanca y agua azulada. Para encontrarlas hay que irse a los motus (islas de arena) que suele haber rodeando las islas principales. Como normalmente no se pueden alcanzar a nado, hay que alquilar un bote para llegar hasta ellos. La mayoría de las playas de las islas principales son muy estrechas y cortas, y el agua no cubre hasta mucho más arriba de las rodillas. Además, normalmente no es posible nadar porque están llenas de coral, algas y babosas.

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Playa de nuestro primer alojamiento en Moorea.

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La misma playa vista desde dentro del mar.

Si estás forrado y te salen los billetes por los bolsillos, puedes alojarte en un bungalow sobre el agua. Sólo tienes que sacar de tu abultada cartera como mínimo 500€ por noche (comidas aparte). Si te aprietas el cinturón o vendes tu Rolex de oro, a lo mejor te puedes tirar allí una semana.

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Aquí hay que rascarse el bolsillo: 900€ por noche.

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Beachcomber Resort.

Si eres modestito, te puedes alojar en un bungalow más corriente. Algo de lo más ramplón se puede conseguir a partir de unos 120€ por noche. ¡Y hasta con agua caliente, según los anuncios!.
Japón por ejemplo es muy caro, pero a cambio obtienes una calidad excelente en todo. En la Polinesia, por el mismo precio, todo es sorprendentemente cutre.

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Nuestra intención era volar a Maupiti, una isla en la que los habitantes decidieron prohibir los resort y que mantiene un aire más auténtico que Moorea, Tahití o Bora Bora. Pero el billete de avión era demasiado caro. Es más, la Polinesia Francesa es tan cara que tuvimos que adelantar la fecha de nuestro vuelo para no caer en la bancarrota. Eso mismo le pasó a varias de las personas que conocimos allí.

Pero no todo es negativo. También es verdad que en Moorea puedes encontrar lugares maravillosos como estos…

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Mujeres pescando frente a un motu.

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Playas de Moorea con la isla de Tahití al fondo.

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