lunes, 30 de octubre de 2006

Relájate hermano


Tailandia, Phang Nga

"No eres más que un poco de agua salada. En eso consiste tu sustancia. La humanidad es otra forma de mar, y la sabiduría estriba en conocer o explorar precisamente el mar que cada uno lleva dentro. Si quieres ser libre, ponte cómodo. Siéntate en tu sillón preferido, y mientras las gaviotas se quedan gritando sobre tu cabeza en el cielo de la habitación deja que la mente se sumerja con lentitud en las cavernas submarinas de tu carne. Relájate, hermano. Tienes el pecho lleno de peces rojos cuyas escamas iridiscentes te iluminan a ráfagas el ánfora del corazón recostada en un banco de arena. El alma es una suave deriva interior, una corriente de agua azul que te traspasa. La máxima profundidad que puedes alcanzar con el pensamiento nunca irá más allá de la planta de los pies, pero bajando con el pensamiento hasta ellos, convertida la altura de tu cuerpo en una sima acuática, tal vez descubrirás en el camino grutas y quebradas interiores donde algunos escualos oscuros se confundirán con tus deseos, y las algas en las vísceras condensarán la última luz de tu cerebro cuando esté a punto de posarse en el fondo.
Esta inmersión es un buen ejercicio para quitarse de encima el yo, ese rey que suele elegir como trono la boca del estómago. Dilúyelo en agua salada y expúlsalo luego por la sentina. Saber que cualquiera es mar también tiene otra cualidad: uno navega a los demás seres cuando los ama. No pienses, no esperes nada, intenta sólo experimentar el tiempo a modo de suave marea que te conduce hacia aquella bahía siempre prohibida que soñaste un día, y una vez allí espera a que las olas rompan contra tu memoria. Si quieres ser libre, intenta refugiarte en el litoral de tí mismo. Para eso basta con que te sientes en tu sillón preferido, cierres los ojos y escuches el mar dentro de tí. Entonces deja que la memoria se vaya sumergiendo con suavidad en el agua de tu cuerpo hasta que alcance la profundidad de los talones. Allí están naufragadas desde tu infancia algunas monedas de oro. "
Manuel Vicent


Tailandia, Phang Nga

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