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Ya estamos en Krabi.
Hoy hemos alquilado una moto, y hemos recorrido los alrededores. Hemos subido 1200 escalones y 600 metros para adorar a un Buda, y hemos estado con los monos en la selva.
Pilarín es un hit entre los monjes budistas.
A elegir: autobús, autobús pequeño con o sin aire acondicionado, tuk-tuk, taxi, skytrain, metro, moto-taxi. Esta ultima modalidad es la mas curiosa. Pagas a un motorista que te lleva donde quieras. El conductor siempre lleva un chaleco naranja y el casco va pasando alegremente (sudor incluido) entre los sucesivos pasajeros. Llama la atención ver como la mayoría de las mujeres que van de paquete, lo hacen con suma elegancia al estilo amazona.
En Bangkok hay millones de motos que forman un entramado caótico a semejanza del mundo de los peatones.
A pesar de llevar dos años conduciendo por Madrid, me lo pensaría un par de veces antes de lanzarme a las calles de Bangkok con mi scooter.
Aun así, la gente se lo toma con mucha calma. Ni un mal gesto, ni un pitido a destiempo... Se nota la influencia budista, que considera fuera de lugar perder los estribos. Según su cultura, perder los nervios y mostrar malos modos, no lleva a ninguna parte.
Pescado maloliente secándose al sol (35 grados a la sombra. Humedad del 99%).
A juzgar por la cantidad de veces que hemos visto esta imagen, debe de ser el plato estrella...
También abunda la carne sobre un lecho de hielo que se derrite bajo un sol de justicia.
Toda la ciudad esta invadida por la comida. Cada paseo es un desfile de olores (muchos de ellos no muy agradables y algunos incluso nauseabundos).
Da la impresión de que el 70% de la población trabaja en tenderetes para alimentar al 30% restante.
Hay cientos de miles de puestecillos de comida ocupando cada centímetro de las calles, ya sean avenidas o pequeños callejones. No es el estilo de comida que estamos acostumbrados a comer en los restaurantes tailandeses.
La comida Thai no se come con palillos. Solo se come con palillos la comida tradicional China. La Thai se come con cuchara y tenedor. El tenedor solo se emplea, a modo de cuchillo, para empujar la comida hacia la cuchara, y es grosero llevárselo a la boca.
La gente come continuamente, aunque de poquito en poquito. El plato que mas se ve son las bolas ensartadas en un palo (estilo pincho moruno). Pueden ser de pescado, carne, plátano...
Mas que la comida en si, lo que tira para atrás son las condiciones higiénicas con que se trata. Aquí el carnet de manipulador de alimentos brilla por su ausencia. Los gatos y los perros se pasean por debajo de los puestos de alimentos, los vendedores se hurgan la nariz o los dientes con desparpajo, manosean la comida hasta encontrar la pieza que les gusta, y se la comen ellos mismos...
En fin, gracias a todo esto, se puede comer un plato de noodles o de arroz con pato por 75 pts.
Para regocijo de algunos, e indignación de Pilar, he de decir que la famosa mosquitera no la olvido ella, sino yo. Ha aparecido debajo de mi cama en Segovia.
También es curioso que, en el país de los mosquitos, hayamos tardado 4 días en encontrar una maldita mosquitera... y a un precio desorbitado.
Aquí estamos, disfrutando del tórrido calor húmedo y
pegajoso de Bangkok.
Lo que hemos visto hasta el momento no puede decirse
que sea paradisíaco precisamente. Pero entre tantos
horrores estéticos, siempre se pueden encontrar cosas
que llaman la atención, como un elefante en medio de
la calle, cinco personas montadas en una misma moto,
mercados nocturnos, o que el lavabo y la ducha estén
juntos en el mismo habitáculo.
Ya hemos practicado nuestro primer regateo, que podría
calificarse como desastroso. Pilar ha comprado un
flamante reloj marca World Time por el que nos tememos
que hemos pagado mas de lo que nos habría costado en
el Bazar Japón.
Pensábamos abandonar esta ciudad tan fea rápidamente,
para dirigirnos a Myanmar, pero a Pilar se le olvido
la mosquitera en España, así que tendremos que seguir
aquí hasta que consigamos encontrar una (cosa que no
parece fácil de momento...).
Monte, situa las chinchetas en Bangkok.
Esta es la primera parte del recorrido.
En verde, los tramos que haremos por avión.
En rojo, los que haremos por tierra.
Aún no hemos pensado en qué orden veremos los países, así que es todo muy relativo.
Dentro de unos pocos días comienza nuestro largo viaje.
Desde aquí iremos contando por dónde vamos, y con un poco de suerte, podremos subir algunas fotos.
¡Os echaremos a todos de menos!
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Los viajantes van en busca de hospitalidad, en pueblos soleados, en los bajos fondos de la inmensidad, y después duermen sobre las almohadas de la tierra. Forastero que buscas la dimensión insondable, la encontrarás fuera de la ciudad, al final de tu camino. nómadas: superepi2000@yahoo.es (Sergio) y arroyogpilar@yahoo.es (Pilar) |
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